el llamado
de la carne?
¿Cuántas
veces has privado
a tu
apetito exaltado
de su
derecho al goce?
¿Avivada
la luz de la pasión
diste
marcha atrás
para no
herir sensibilidades?
¿Ante la
tortura de saberte infiel
bajaste la
mirada para no atender
la
intrepidez de tu vecina
de
llevarte a su cama?
¿Fallaste
a la cita
a la que
gallardamente
te habías
comprometido
bajo el
pretexto que te surgió
una
reunión de última hora?
¿Te
sientes culpable
después de
haber seducido
a la joven
de la esquina
sabiendo
que todas tus promesas
serían
incumplidas?
¿Atrapada
en la telaraña
que
pacientemente urdiste
para
retenerla en tus brazos
te aquejó
la compasión
al saberla
virgen
en su
desamparo?
y de sus
leyes
fuiste
incapaz
de
acostarte con tu prima?
¿Ante la
inminencia
de ser
sorprendido por tu novia
en el
esplendor de tu lujuria
con su
mejor amiga
rompiste
el encuentro?
¿Nunca te
decidiste abandonar
a tu mujer
pese a que no la querías
para no
perder tu vida regalada
y tu
condición de mantenido?
Si no has
violado
ninguna de
estas reglas
tuyo será
el reino de los cielos.
¡Que los
dioses te absuelvan
pero
nosotros ¡no!
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