sábado, 21 de enero de 2012

Decálogo del infiel



 ¿Alguna vez desoíste
el llamado de la carne?

¿Cuántas veces has privado
a tu apetito exaltado
de su derecho al goce?

¿Avivada la luz de la pasión
diste marcha atrás
para no herir sensibilidades?

¿Ante la tortura de saberte infiel
bajaste la mirada para no atender
la intrepidez de tu vecina
de llevarte a su cama?

¿Fallaste a la cita
a la que gallardamente
te habías comprometido
bajo el pretexto que te surgió
una reunión de última hora?

¿Te sientes culpable
después de haber seducido
a la joven de la esquina
sabiendo que todas tus promesas
serían incumplidas?

¿Atrapada en la telaraña
que pacientemente urdiste
para retenerla en tus brazos
te aquejó la compasión
al saberla virgen
en su desamparo?

 ¿Temeroso de Dios
y de sus leyes
fuiste incapaz
de acostarte con tu prima?

¿Ante la inminencia
de ser sorprendido por tu novia
en el esplendor de tu lujuria
con su mejor amiga
rompiste el encuentro?

¿Nunca te decidiste abandonar
a tu mujer pese a que no la querías
para no perder tu vida regalada
y tu condición de mantenido?

Si no has violado
ninguna de estas reglas
tuyo será el reino de los cielos.
¡Que los dioses te absuelvan
pero nosotros ¡no!

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