Newseum en la Avenida Pennsylvania en Washington D.C.
A mis alumnos de
historia de la comunicación
(UCC)
Si algo resulta meritorio en la
cultura estadunidense es su afán por dejar testimonio de los hechos más
sobresalientes de su historia, incluyendo por supuesto la historia del
periodismo y los medios de comunicación. El Newseum
constituye el mejor tributo. Un edificio monumental de seis pisos
construido en Washington sobre la emblemática Avenida Pennsylvania. Los
registros históricos tienen una enorme connotación simbólica. Su mirada alcanza
desde los primeros impresos -1455- hasta el año 2013. Las portadas de los
periódicos y diarios estadounidenses dan cuenta de los sucesos más relevantes
acontecidos a lo largo de cinco siglos. Una selección escrupulosamente
escogida. Está referida a hechos que han impactado la conciencia de sus gentes.
Una forma de contar su propia historia a través de los medios. Sus aportes en
este campo vuelve imperioso plantear esta historia. Los grandes aportes
mediáticos han surgido de sus entrañas.
El entrelazamiento entre la
historia mediática y la historia de Estados Unidos se traduce en una forma
amena y sencilla -muy sesgada por cierto- de referir sucesos determinantes que
marcan su vida política, militar, económica, social y cultural. Un homenaje al
periodismo convertida en una forma de enseñanza lúdica y sensual. La
verosimilitud de lo acontecido no puede ponerse en duda. La portada de los
periódicos y el despliegue de fotografías convalidan lo acontecido. La imagen
convertida en la prueba de las pruebas. El cine y la televisión adquieren un
carácter documental. Nadie puede dudar de lo narrado. ¿Cómo podría si las
imágenes adquieren el carácter probatorio que se necesita para dar crédito a
los acontecimientos? Nos desplazamos sobre el reinado de la certidumbre.
¿Alguien duda de lo que ha visto? En este milagro radica el encantamiento y la
seducción que provocan.
Al correr del tiempo los medios
avalan la historia esculpida en sus portadas, contadas por la radio y vista a través
de las pantallas. En este intercambio simbiótico ambos discursos se refuerzan.
Cuando los cientistas sociales de diversas partes del mundo eran acosados por
las dudas, interrogándose si debían de servirse de los medios -específicamente
de los periódicos- para utilizarlos como material de consulta, en Estados
Unidos se ha habían adelantado usándolos como soporte para avalar sus investigaciones.
Todavía se concebía el periodismo como una práctica social, histórica y
política que debía ajustarse a los hechos. En la actualidad los políticos no
dudan en considerar a los medios como dispositivos para tomar decisiones. La
mayoría de los cientistas sociales continúan poniendo reparos en utilizarlos
como fuentes bibliográficas. La realidad virtual ha dado de baja a la realidad
verdadera.
El Newseum en si mismo posee un gran valor histórico. Sin reparos o
ambivalencias brinda acogida a situaciones y circunstancias independientemente
si provienen del sector demócrata o de las graderías republicanas. Incluso dejan
registrada en una fotografía ampliada la marcha realizada por los obtusos y patibularios
del Ku Klux Klan sobre la Avenida Pennsylvania en 1925. La historia de todas
las sociedades está teñida por las acciones de organizaciones criminales y
delincuenciales. ¿Debieron ser omitidos?
La singularidad de los textos del cronista Eduardo Galeano, obedece a la forma
que pasa revista por la historia. No omite. Sería mutilar la historia. Las
atrocidades cometidas por los racistas del Ku Klux Klan no pueden obviarse.
Algunos hechos históricos exigen una mirada amplia. No para magnificarlos. Todo
lo contrario para que nunca vuelvan a repetirse.
El memorial del Newseum en respeto a los periodistas
asesinados en defensa de libertad de expresión abre su abanico para dar cabida
a los muertos en diferentes países del mundo.
El capítulo dedicado a Nicaragua debe revisarse para que los nombres de
algunos periodistas aparezcan en sus verdaderos países. Tuvieron la hidalguía
de hacer periodismo y afrontar la adversidad en lugares donde prevalece la intolerancia
y el disentimiento político. Un mal enquistado en nuestra sociedad. Se alza
como un recordatorio necesario. Algunos murieron atrozmente. Bill Stewart fue
asesinado en los barrios orientales de Managua en junio de 1979 por un miembro
de la guardia nacional. En el listado nicaragüense aparecen Peter Bertie, María
José Bravo, Pedro Joaquín Chamorro, Linda Frazier, Carlos Guadamuz, Jorge
Quiros, Evelio Sequeira, Bill Stewart y Ana Luvys Urbina Obando. La rectificación
serviría para incorporarlos y sirvan de ejemplo en sus respectivas naciones.
El espacio reservado para
recordar el 11 de septiembre de 2011 un mural diseñado con los titulares de
primera plana de los diarios de distintas partes del planeta. En la parte baja
izquierda figura El Clarín de Buenos
Aires. Con sentido anticipatorio puso como antetítulo de su portada del 12 de
septiembre: Ayer fue un día que cambiará al mundo, después tituló: LA GUERRA y La Jornada de México: ¿QUIEN? Si
examinamos distintas sociedades nos percataremos que no existe una sociedad más
consumidora de símbolos que la estadounidense. El periplo en el quinto piso
referido a diarios y periódicos se cierra con una portada cargada de simbolismo
para reforzar la creencia en su país. Deja claro que nadie podrá atentar contra
sus valores y edificios en tierra estadounidense sino al costo de su vida. Dead se lee en la portada acompañada por
una fotografía de Osama Bin Laden. Nada más.
El museo incluye una galería de
nuevos medios de comunicación, una sala interactiva de noticias, un centro de
ética, estudios de televisión, un apartado donde aparece una fotografía con los
alumnos que recibieron clases de periodismo en la primera escuela fundada en
Estados Unidos (1907), pese a lo anterior siguen sin reconocer su estatuto
profesional. Las fotografías de los ganadores del Premio Pulitzer son bien
destacadas. Como siempre dan un paso adelante. En el Teatro Walter y Leonore
Annenberg presentan I-Witness una cinta cinematográfica en cuatro dimensiones. Fieles
a su propensión de certificar los acontecimientos trajeron desde Alemania pedazos del Muro de Berlín (3.7 metros de alto).
Estados Unidos presenta lo suyo como modelo a seguir. Sigue creyendo que la
mejor manera de hacerlo es espectacularizando todo cuanto expone a los ojos del
ser humano. Espectáculo y mito son indisociables en su cultura.
La historia de los medios y periodistas nicaragüenses -resulta
sobrancero decirlo- todavía no ha sido escrita. Existen diversas aproximaciones
que demandan estudios exhaustivos y transdisciplinarios. El acierto del Newseum fue darse a la tarea de
construir -sobre cimientos sólidos- la historia del periodismo estadounidense.
Reafirma el firme propósito de apuntalar las bases de su identidad cultural. Mientras
nosotros nos atormentamos discutiendo sobre la conveniencia de mantener o no el
tema en agenda, la sociedad estadunidense insiste en hacerlo. Una visión
provinciana pareciera inhibirnos y paralizarnos ante las tesis formuladas por
los agoreros de la globalización. Necesitamos rescatar y escribir los
acontecimientos que nos hacen ser como somos. Sin chauvinismos ni malinchismos.
Para tener historia hace falta cultivar la memoria. Sin memoria no hay historia.
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