Desde el anuncio de su lanzamiento, El
amante uruguayo (2012) venía precedido de mala fama entre algunas almas
circunspectas. En otros términos invitaba a su lectura para saber de qué se
trataba el entuerto. Se escucharon voces en coro, acusándole de inexacto y
mentiroso, las polémicas se desataron a uno y otro lado del Atlántico.
Escritores, biógrafos, amigos y familiares de Enrique Amorín y Federico García
Lorca, se adelantaron desmintiendo a su autor, el peruano Santiago Roncagliolo.
Los más dolidos son los intelectuales uruguayos, quienes consideran su
contenido como "un disparate y con
poca rigurosidad". Las aseveraciones de Roncagliolo se prestan al
debate, no a simples descalificaciones espurias. Tuvo el cuidado de trasvasar
sus señalamientos en un mar de ambigüedades, afirmaciones y
contra-afirmaciones, que abren espacio a la duda y la especulación. La casa
editorial Punto de lectura añade que
se trata de "una historia real".
Lo que más ha llamado la atención son sus planteamientos acerca de la
posibilidad que los restos de García Lorca hayan sido sacados de España de
manera subrepticia y depositados en una pequeña caja por Amorín, en el memorial
que levantó en Salto (1953), a orillas del rio que separa Uruguay de Argentina,
para testimoniar afecto al poeta andaluz. Con la intención de hacerme mi propio
juicio, emprendí la travesía de las 396 páginas escritas con esmero. El
orquestador se muestra como un avezado jugador de póker, fullero hace chamarro,
sube la parada, baraja los naipes y comportándose como prestidigitador, saca de
su chistera una serie de conjeturas, dudas, elucubraciones proseguidas por
rectificaciones, que al final uno no queda claro si los restos de García Lorca
están, pueden que estén, pero que en verdad no están donde Roncagliolo
pretendía suponer que estaban. Ni siquiera se requería escudriñar sus páginas
para percatarnos de sus malabarismos retóricos.
En el apartado Epílogo porteño
deja un reguero de pistas para evitar extravíos. La redacción de Roncagliolo
habla por sí sola, primero especula: "Quizá
el monumento era simplemente un monumento y Amorín esperaba que le recordase al
mundo su relación con el mejor poeta español del siglo XX ... O quizá al revés:
pensaba que esos documentos dirigirían la atención de las generaciones futuras
hacia lo que está enterrado detrás del muro, en el túmulo del poeta, aquella
caja del tamaño de un depósito de huesos". Roncagliolo salió en busca
de la verdad -el esclarecimiento de su tesis lo exigía- viajó a Salto
acompañado por la documentalista Susana Garrido y el abogado Pablo Suárez, para
develar el misterio, ese misterio que él ayuda a crecer como una inmensa bola
de nieve, frente a la caja abren un diálogo sonso, medrosos, como si se trataba
de deshojar una margarita, la abrimos o no la abrimos, la abrimos o no ... abstiéndose
de hacerlo. El experto en thriller olvidó que existen pruebas de ADN para
evitar el naufragio.
Al echar a perder la oportunidad restó veracidad a su requisitoria,
dejando más cabos sueltos que los existentes al momento de iniciar su largo
periplo. Pese a estos desmanes El amante
uruguayo resulta embriagador, fascinante, aclara y enceguece. ¿Una
investigación seria pierde legitimidad por haber sido escrita de manera calculada
para evitar enjuiciamientos legales? La recreación político-cultural de las
décadas del veinte en Argentina y del treinta y el cuarenta en España y
Francia, son una visión esclarecedora de los ambientes y cambios experimentados
por dos grandes creadores latinoamericanos, los antagónicos Jorge Luis Borges y
Pablo Neruda. Un aporte sustantivo para comprender la forma que el entorno
cotidiano y la vida política inciden en la creación literaria. Los hechos que
obligaron hacer un giro a la literatura borgeana ocurrieron en Uruguay y la
muerte de García Lorca en España, cambió el rumbo de la poseía de Pablo Neruda.
El compadrito quedó pasmado al observar en una taberna como un capanga
dio muerte a un borracho que le infortunaba. Borges, retraído congénito, quedó
impactado por el asesinato y más todavía al encontrarse al día siguiente con el
matón sentado en el mismo lugar tomando la misma bebida. Roncagliolo deja
constancia de su azoramiento. "Quedó
tan marcado con la experiencia que cambió su literatura. En parte gracias a ese
viaje, se convirtió en un nuevo y muy audaz narrador". Consternado por
el asesinato de García Lorca, Neruda mudó de piel y temperamento. El poeta
chileno insufló su poesía con nuevos destellos. "A su llegada a España, dice de Neruda el peruano, era prácticamente apolítico, un bohemio de
izquierdas". Con el corazón en llagas escribió España en el corazón, cuya primera edición se elaboró con papel
reciclado, banderas, uniformes ensangrentados y se imprimió en un taller donde
trabajan soldados republicanos. Una manifestación de fe y esperanza.
Es probable que los remolinos de fuego originados por El amante uruguayo tengan que ver
también en su acritud hacia Enrique Amorín. Juzga la literatura del uruguayo
como falta de estilo, le cree megalómano, piensa que carece de voz personal,
camaleón social y político, advenedizo, con grandes dotes histriónicos, una
veleta que cambia según los tiempos que se viven, irremediablemente gay,
seductor de artistas, mecenas interesado, anatemas constantes e implacables que
no dejan de perturbar el ánimo. Pero ¿por qué espantarse con una obra como El amante uruguayo? ¿Desmerita al poeta
su condición sexual? Las disputas y rencores en marcha forman parte de las
grillas continuas suscitadas por los intelectuales. Si la pretensión de
Santiago Roncagliolo era escribir una crónica provocadora lo consiguió por
completo. Los ardides y tretas publicitarias que utilizó Enrique Amorín en su
momento, no dejan de estar presentes en este discurso, escrito en buena prosa,
con esa misma elegancia imperturbable que lucen todos los que escriben para Vanity y Vogue.
Su objetivo se complica al pretender escribir un texto ceñido a la
realidad de la cual se aparta cada vez que desea elucubrar, llenar vacíos y
tender puentes, haciendo suposiciones, jamás afirmaciones categóricas. El amante uruguayo se inscribe dentro de
la corriente inaugurada por el nuevo periodismo estadounidense. ¿Emulo de A sangre fría de Truman Capote o Noticia de un secuestro de Gabriel
García Márquez? Un libro ambicioso, donde Roncagliolo despliega sus dotes de
investigador acucioso, sagaz tramoyista coloca de manera virtuosa las piezas
sobre el escenario, aunque resulta extemporáneo el énfasis por resaltar la
condición homosexual de Amorín y García Lorca. Latinoamericano al fin, muestra
su condición homofóbica, olvidando que los tiempos cambian. Nadie recuerda las
tropelías de la Inglaterra victoriana contra Oscar Wilde, todos tenemos
presente la obra de uno de los más grandes esteticistas de todos los tiempos. Colocar
otro baldón sobre García Lorca convierte sus aseveraciones en un fogonazo
innecesario y a destiempo.
*Fotografías tomadas de Internet
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