“A
Medardo Sierra Ocón,
esta crónica que le
debía”
¡Aligerate!
¡Camina más rápido! ¡Así nunca vamos a llegar! Apenas estamos arrancando. Tenemos
que patear duro y hagámoslo lo más veloz que podamos. No es tan largo. No te
preocupés. En menos de lo que imaginás vamos a llegar. Ve cuanto hemos
avanzado. ¿Esos dos potreros de la derecha? Uno es de Juan Jiménez y el otro de
Alejandro Ugarte. ¿Detrás del tamarindo? No son las Hernández. Tenés razón. No.
No te discuto. Me equivoqué. Es cierto ahí viven ellas. La finca que queda a la
izquierda es de Vital Cruz. A ciencia cierta no sé. Pero es de los Cruz. De eso
estoy seguro. A partir de aquí en adelante procurá caminar por el zacate, para
que no te llenés de lodo. ¡Cuidado! ¡Lo primero que te advertí! ¡Ya la cagaste! Te fuiste hasta la mierda. Vamos
a buen ritmo hemos avanzado bastante. Adiós. Te fijás los campesinos son bien
educados. Siempre te saludan. No importa si no te conocen. Aunque pienso que él
que nos saludó sabe quién soy. Su cara se me hace conocida. No te estoy
chafeando. Vos crees que quiero darme la gran verga con vos. Si no fuese cierto
no te lo diría. A veces miento. No a cada rato como vos. Ya vez te viniste
escondido. ¡Esta es una forma de mentira aunque vos pensés lo contrario! No te
estés justificando. A estas horas en tu casa todavía no se han dado cuenta que
andamos por estos lados. Solo que manden a buscarte a mi casa y les digan que
nos vinimos para la finca. ¿Vos crees que no? ¿O sí? Es que sos vago. Yo casi no salgo. Aunque te
rías. Si no me hubieses dicho que querías conocer San José a mí no se me
hubiera ocurrido venir a pie. Menos en estos tiempos. Los cachimbazos de agua
han sido brutales. Con esta eran ya como ocho veces que me pedías que
viniéramos. Ahora quieres hacerte el pendejo. ¡Huy! Por venir platicando no me
fijé. Ya la cagué. Mirá como chorrea el agua de mis zapatos. Es difícil que no
nos embarremos de lodo. Hay charcos por todos lados. Hagámonos un poco a la
orilla. Son como sesenta paridas. Todas dan leche. Esa que vos ves llegar a mi
casa todos los días. Eres increíble. No han terminado de bajar las pichingas
cuando ya estás encajado en el caballo. Doña María del Carmen te manda a espiar
con la Marcelina. El otro día la vi sacando la cara en la esquina de don
Erasmito. Piensa que Felito es pendejo. Por eso envía a la Marcelina. ¿Te manda
acusar? Ni me lo imaginaba. A mi mamá ya le mandó a decir que cada vez que
llegaras a la casa te corriera. ¿Lo de los caballos? También. Que no te preste
ni uno. Mi papa se puso a reír vos sabes cómo es él. Todo lo hace guasa. Comentó
que le podía ir mal con la Misis Deif. Eso sí le preocupa. Yo también pienso
igual que vos. Doña María del Carmen es capaz de decirle a la Deifilia que
hablé con él y le diga que no vuelvan a prestarte los caballos. Si hombre, eso
es posible. Sirve las mejores bocas. La mayoría de los que llegan beben al
fiado. El la visita por lo menos dos veces por semana. Se le jodería la fiesta.
A mí también me dio risa. No vayas a creer pobrecita la Marcelina. El grito de
Gauchi la paralizó. ¿Qué pasa con el muchacho? Te capeaste. Eso día casi te
agarran. No me digas. Vos pensaste igual. Jajaja, te hubieran cachimbeado. Te
creo. Pero qué gana Guillermo Tablada mandándole avisar. Entonces ahora sé cómo
es que se dan cuenta en tu casa. No sabía. Puta aligerémonos. Aunque ya estamos
por llegar. A la vueltecita como dicen los campesinos. Los pantalones no creo
que se sequen. Están bien mojados. Vamos a pasarla bien. Imposible beber leche
a esta hora. Si nos quedamos esperando el chiquereo hasta las tres te ofrezco
hasta con pinol. No es mío. No es mío. La mujer del lechero siempre tiene. Le
voy a pedir un poquito. Vas a ver no me lo niega. Crees vos que llovió más
fuerte aquí que en Juigalpa. Puede ser. En esa vuelta queda la finca. Corramos.
Corramos. ¿Nunca habías caminado tanto? La otra vez yo caminé el doble. Abrí la
puerta. Vamos a ver si logramos agarrar ese caballo. Es manso. Tenemos suerte. Ponete
adelante. ¡Por ahí! ¡Por ahí! Dejame que me acerque. No te movás. No te movás.
Se puede arisquear. ¿Sin mecate y en pelo? Los he montado varias veces. Dejame
que me acerque más. ¡Ya es nuestro! Voy a montarme primero. Ponete ahí a la
orilla del barranco. No tengas miedo. Bueno ahora es cuando. Siempre hay una
primera vez. En la casa hay albarda. Trotea rico. No se siente el paso. En
cuanto lleguemos se la ponemos. Allá a la derecha también es de nosotros. Es
que la finca es más grande hacia dentro. El lodo en los zapatos te lo quitás en
la quebrada. Nos jodimos. La puerta donde está la albarda está con llave. Ni
modo. En ese potrero de arriba vamos a ir agarrar al Visco. Es el caballo que
más me gusta. Vos te quedás con este y yo monto el otro. ¿Cómo te sentís? ¿De a
verga? Espérate, espérate. Ahora si vamos a echarnos una corrida. Dale. Dale.
Te dije que te voy a llevar a la quebrada. Está detrás de nosotros movamos para
allá. Corramos. El que llegue primero. ¡Te gané! Este caballo es suave. El que
estás montado es manso y obediente. Con la jáquima basta. Por eso le puse el
freno al Visco. ¿Medio fachento? Cabecea mucho. ¿Te gusta cómo levanta las
patas? Viste es bien rápido. Como pasa el tiempo. Creo que ya tenemos más de dos
horas de andar montados. Esa empalizada de la izquierda también es de nosotros.
El pantalón no podemos lavarlo. ¡No! No podemos. Son como las once y media o
las doce del día. En un rato nos vamos. Sabroso como chapotean agua. Este es un caballo elegante. No podemos
evitar que nos pringuen. No se puede lavar. Menos la parte del culo y las
piernas. Mojado es peor. No ves que nos vamos ir de regreso montados hasta la
salida. Si lo lavamos te vas a ensuciar más. Justo en la finca de Vital Cruz lo
soltamos. El solo vuelve a la finca. Así ganamos tiempo. No se pierde. No se
pierde. No tengas miedo. Bajate. ¿Estás safornado? ¡Cómo te cuesta caminar! ¿Te
arde el trasero? Debes tenerlo llagado. Eso pasa la primera vez. Ya verás
cuando te acostumbrés. No te vas a volver a sollamar ni te va arder nunca más el
culo. Sarna con gusto no pica. Po eso no te quejás. Caminemos más rápido. Sos
arrecho. Te vale mierda que te vergueen. Doña María Elba me va a echar el
muerto a mí. Pero como vos decís, ella sabe bien lo rigioso que sos.